Tocaba madrugar si queríamos ver el Taj Mahal al amanecer, así que nos levantamos a la 5:00 y nuestro conductor Shiva (al pobre también hicimos madrugar) nos llevó hasta allí. De todas formas, los vehículos a motor no pueden entrar en los alrededores del mausoleo, suponemos que por motivos de contaminación, así que Shiva nos buscó una calesa para que nos acercara hasta la puerta.
Y allí se alzaba, bella y majestuosa, una de las nuevas 7 maravillas del mundo. La verdad es que el título lo tiene bien merecido. Ya la habíamos visto la tarde anterior, pero estar allí era impresionante. Nuestras cámaras se volvieron locas, querían fotografiarlo todo!!!
Taj Mahal
La entrada fue la más cara que pagamos en la India: 15 euros los extranjeros, 1 los indios. Sin duda, valía la pena. Había turistas por doquier, y eso que fuimos tempranito y en temporada baja. Seguro que el Taj Mahal es una de las fuentes de ingreso más potentes del turismo indio.
Tras unas horas, a eso de las 9:00 volvimos al hotel para desayunar y, en media hora, estabamos durmiendo de nuevo. Eso de madrugar tanto, y encima en vacaciones...
A las 12 teníamos que abandonar la habitación, pero aún teníamos cosas por ver, así que Shiva nos llevó hasta la entrada del Fuerte Rojo, donde cogimos una calesa en dirección a las estrechas y multitudinarias calles del bazar, en cuyo interior, escondida, se encuentra la Jama Masjid.
Colegialas en el bazar |
La calesa nos llevó de nuevo al Agra Fort, el Fuerte Rojo, que sería nuestra siguiente visita. Ya nos íbamos acostumbrando que nos lo intentaran vender todo, y ya nos librábamos de los "agobiadores" con más facilidad. Dentro del Fuerte, habían unas impresionantes vistas del Taj Mahal.
El Taj Mahal desde el Fuerte Rojo |
Después comimos unos spaguetti en Shivakash, para descansar un poco de la comida picante, y pasamos el resto de la tarde en una tienda de joyas y textiles, donde por cierto Vero arrasó con las compras. Ja ja. Mientras Jorge y yo paseabamos por fuera de la tienda, hartos de esperar a las chicas, éstas vieron un par de ratas dentro de la tienda. Las primeras en todo el viaje, y yo voy y me las pierdo!!!
De todas formas, alguna rata vería antes de que acabara el día, pues nuestro siguiente destino fue la estación para coger un tren nocturno a Varanasi. Mientras esperábamos, pudimos ver entre las vías varias ratas. Jorge intentaba no mirar, pues les tiene pánico, pero alguna vió.
Jama Masjid
Agra Fort
Tren nocturno
El tren nos daba un poco de miedo por todo lo que habíamos oído, y encima íbamos en 3ª clase, pero al final resultó bastante bien: ni estaba tan sucio, ni la gente iba tan apelotonada, al menos en los coches-cama en los que íbamos. El viaje, por tanto, no estuvo mal. Incluso pudimos dormir, eso sí, unos más que otros.
En el coche-cama del tren |
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